Cambio de juego o cómo correr con la cabeza
Un cambio de juego es esa situación tan deseable en el fútbol en la que se inicia un nuevo ciclo de actividad ofensiva y, lo mejor, estamos en posesión del balón. Un cambio de juego ofensivo no significa correr hacia adelante, o no sólo éso, es conservar con inteligencia todas las opciones para marcar. De lo que se trata es correr con la cabeza. Con cabeza.
Un cambio de juego en la mayoría de los casos supone tomar una serie de decisiones basadas en la observación y programadas bajo un instinto entrenado que incluye elegir donde se va a atacar, cuándo, en qué momento o cómo poner en marcha enfrentamientos de uno contra uno allí donde el rival no está bien cubierto o preparado.
Pero los jugadores también deben estar atentos para decidir todo lo contrario, atentos para saber cuando parar un ataque, para saber bajo qué condiciones hay que detener el avance, cambiar el registro y empezar a trabajar para reorganizar las fuerzas.
Y una buena forma de reorganizar el juego en ataque es, sin duda, cambiar el punto en el que se quiere reiniciar la penetración. Ésto se puede hacer con cambios de orientación del balón, poniendo la pelota al otro lado del campo.
Otra forma de hacer un cambio de juego es bascular, mover el balón de un lado a otro del perímetro ofensivo que hayan formado los jugadores propios sobre la línea defensiva contraria.
Con pases cortos, de forma precisa para no perder el balón, moviéndose antes de recibirlo de un compañero con la finalidad de abrir espacios. Lo demás, poner en marcha el motor de habilidades y la ruta que marca la táctica ofensiva del míster.
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